@marce_llano

jueves, 6 de junio de 2013

Samsung gana su litigio con Apple en USA

La Comisión Internacional de Comercio norteamericana (ITC, en inglés) ha prohibido la importación y venta de varios modelos de iPhone y iPad comercializados por la operadora AT&T en EE.UU. (iPhone 3GS y 4, iPad 2 y 3G), algunos ya obsoletos, por infringir las patentes de Samsung relacionadas con la capacidad de transmitir múltiples servicios de forma simultánea mediante la tecnología inalámbrica 3G. El ICT es un ente administrativo cuyo dictámen puede ser vetado por la Casa Blanca, Apple ya ha comunicado que impugnará su decisión ante los tribunales federales de Justicia.

Videoreportaje (01':37") en español de la cadena NTD sobre el incicio de los juicios por las demandas cruzadas entre Apple y Samsung

Un portavoz de Apple, Kristin Huguet, ha intentado tranquilizar a los mercados afirmando que la decisión del ICT "no afecta la disponibilidad de los productos de Apple en Estados Unidos", lo que no es del todo cierto: el iPhone 4 y el iPad 3G siguen teniendo unas ventas considerables y ahora quedan congeladas. Acusan a Samsung de estar recurriendo a una estrategia: "han admitido que va en contra de los intereses de los consumidores en Europa y otras partes, pero en EEUU Samsung continúa intentando bloquear la venta de productos de Apple usando patentes que acordaron ofrecer a cualquiera por una cuota razonable".

Samsung presentó la demanda por violación de sus patentes contra Apple en junio de 2011, como respuesta a otra demanda anterior de esta por motivos similares. En un comunicado oficial, Samsung valoraba que "la determinación final de la ITC ha confirmado el historial de Apple de aprovecharse de las innovaciones tecnológicas de Samsung". El ITC no es un tribunal, sino un organismo administrativo que vela por el cumplimiento de las leyes de comercio y media en disputas comerciales, pero su dictámen es inapelable: sólo cabe impugnarlo ante los tribunales de Justicia, lo que supone iniciar un largo y costoso proceso judicial, o esperar a que el presidente de los EE.UU. lo vete en un plazo máximo de 60 días. De otro modo será firme.

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